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De psicologos y locos, todos tenemos un poco


Leyendo de todo un poco acerca de nuestro querido deporte, encontre un articulo muy interesante, que habla sobre la psicologia PADRE-HIJO en lo que respecte a la práctica de cualquier disciplina deportiva. Espero sea de su agrado.

Se titula: Algo Que Ningún Padre...

Ud. no debe insistir en ser el entrenador de su hijo, ni darle consejos continuamente. Este tipo de actitudes perjudican a la formación de la personalidad del chico.
El entrenamiento debe realizarlo una persona idónea, esto le crea un sentido de responsabilidad al niño, lo que se reflejará en el futuro.
Trate de no observar las prácticas de su hijo en demasía, esto crea una situación de desconfianza hacia él y hacia el propio entrenador.
En el único caso en que debe aconsejar a su hijo es cuando él se lo pida, pero sin que la “habilitación” le de a Ud. la atribución de realizar recriminaciones, muy por el contrario deben ser palabras de aliento.
No debe ser juez de la competencia que juegue su hijo, ni debe mofarse de los contrarios que lo enfrentan, tampoco debe aplaudir de forma estruendosa o hacer gestos figurativos que llamen la atención. Ud. debe ser un observador silencioso ante un triunfo o una derrota, inculcando una real superación entre todos los deportistas.
Cuando su hijo juega o participa debe hacerlo por sus propios medios y por ninguna causa Ud. debe controlar la situación, no debe conversar con los jueces, no discuta clasificaciones o tantos, ni siquiera un fixture.
Si el triunfo acompaña a su hijo y lo felicitan sea solamente agradecido sin aparatosidad, ni tampoco pase a la indiferencia, muy acostumbrada en estos casos.
Cuando el resultado le es adverso, no pida explicaciones de ningún tipo a su hijo, no le diga tampoco “lo que Ud. hacia en su juventud”; además tenga en cuenta que si decide hacerlo participe de alguna falla y su comentario para repararla nacerá de él.
UN APRETON DE MANOS ENTRE OCASIONALES RIVALES ES TAN SALUDABLE, QUE PREMIA AL PERDEDOR CON EL MÁS GRANDE DE LOS TROFEOS: ¡LA AMISTAD!
Poniendo por medio el valor de los premios, el deporte verdadero no requiere regalías, sino el simple y amplio sabor de la satisfacción por lo realizado.
Ud. no debe forzar a su hijo a entrenarse cada vez más, si quiere tener un campeón en la familia, empiece por serlo Ud. mismo como el mejor ejemplo. El es quien debe elegir su camino y si él quiere puede, él es el que debe.
En el único momento que debe intervenir es cuando su hijo disputa un partido o carrera, es cuando se comporte antideportivamente o cuando ciego de nervios arroje implementos, insulte o agreda a adversarios y jueces, llamándole a la realidad y nunca consistiendo o buscando un motivo, aunque existiera, para justificar sus errores.
Tampoco quiera transferir el deporte de su agrado o que Ud. practica, déjelo que él decida por el que le gusta, su mente y su cuerpo armonizarán mejor y si tiene condiciones naturales en la disciplina elegida podrá progresar.
Tampoco quiera a toda costa ser una prolongación propia en su hijo, si el sigue en su mismo deporte, si Ud. no llegó “lejos” no pretenda buscar el éxito con el cuerpo de su hijo y si Ud. Brilló en sus mejores tiempos, no le exija “topes” de performances, ni similitudes y ni siquiera haga comparaciones. Deje libre de tensiones a su hijo.
Cuando su hijo es un niño no lo trate como si lo fuera aún más, son muchos los pequeños que se estancan en el deporte y en su personalidad, por el excesivo cariño y consentimiento.
No se interne en alguna disciplina deportiva, en sus comisiones directivas con el propósito de facilitar el “ascenso” de su hijo y si su hijo abandona ese deporte por otro, sepa respetar el compromiso asumido terminando su periodo, el mandato o la responsabilidad asumida sin altibajos, por el contrario demuestre el total desinterés por los “acomodos” o las ambiciones extra-deportivas.

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